SIBO

2021-09-14T12:52:58+02:0014 septiembre 2021|Atención Farmacéutica|

SIBO son las siglas en inglés de Small Intestine Bowel Overgrowth, es decir, un sobrecrecimiento bacteriano que ocurre en el intestino delgado por diversas razones, entre ellas:

  • Hipoclorhidria gástrica
  • Secreción reducida de bilis y/o enzimas pancreáticos
  • Falta de motilidad intestinal
  • Problemas anatómicos en la válvula ileocecal o divertículos 
  • Trastornos inmunitarios
  • Infección por parásitos o bacterias
  • Alimentación poco saludable
  • Síntomas del SIBO

Síntomas del SIBO

Según el tipo de bacteria que coloniza el intestino delgado, los síntomas pueden ser unos u otros, pero los más característicos son fundamentalmente gastrointestinales: dolor e hinchazón abdominal, gases (eructos y/o flatulencia), diarrea, cansancio postpandrial y malabsorción de vitaminas, minerales y otros nutrientes. 

Otras consecuencias del SIBO

Por otra parte, el sobrecrecimiento bacteriano puede causar un aumento de la producción de citocinas proinflamatorias, provocando aumento de la permeabilidad intestinal e inflamación de bajo grado sistémica que, con el tiempo, hacen que la persona sea más vulnerable a otras enfermedades inflamatorias, como intolerancias alimentarias, colitis ulcerosa, etc.

Además, el SIBO se ha relacionado con enfermedades neurológicas como la depresión, con dolor articular y con alteraciones dermatológicas como el acné o la dermatitis atópica.

Tratamiento del SIBO

El tratamiento del SIBO va a depender del tipo de microorganismos que están colonizando el intestino delgado. Para ello es fundamental que la prueba diagnóstica de medición de gases hidrógeno y metano se realice de forma adecuada. 

Para mayor efectividad, el SIBO suele tratarse con: 

  • Pautas antibióticas específicas para el tipo de microorganismos colonizadores 
  • Tratamientos coadyuvantes, como pueden ser fármacos procinéticos, enzimas digestivas y probióticos.
  • Valorar la necesidad de suplementación con vitamina B12, D, Mg, Zn, entre otros.
  • Dieta especial para limitar el sobrecrecimiento bacteriano, como la dieta baja en FODMAPs, por lo que es conveniente acudir a un dietista-nutricionista especialista en digestivo.
  • Gestión del estrés, el tercer pilar en el tratamiento del SIBO, haciendo hincapié en mejorar el descanso nocturno, en sincronizar los ritmos circadianos y en gestionar las emociones del día a día.

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