El mejor desayuno y la publicidad
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase «el mejor desayuno» en la publicidad de marcas de productos alimentarios que precisamente son poco saludables? Demasiadas… Tantas, que lo que se ha conseguido con esta publicidad es cambiar el paradigma de lo sano y lo no sano.
Pero en eso consiste la publicidad, no? En hacer que nuestra mente quiera comprar el producto publicitado, sin importar nada más, ni siquiera la salud de las personas. Y con el tema del desayuno lo llevan haciendo desde hace más de medio siglo. Mirad sino la imagen de la izquierda.
Sin embargo, soy de las que piensa que se ha llegado demasiado lejos, y en especial, en lo que respecta a productos alimentarios destinados a la población infantil. Ya lo apuntaba en el año 2013 la Dra. Margaret Chan (por entonces, Directora General de la OMS) en la Conferencia Global por la Promoción de la Salud, en la que valientemente acusó a la industria alimentaria y a los gobiernos de desarrollar las políticas de salud dirigidas a la población general en beneficio propio.
Por este tipo de publicidad y por los gobiernos que la respaldan, hemos acabado afirmando y creyendo conceptos relacionados con el desayuno que no son verdad, desde el punto de vista de la evidencia científica. Es decir, estamos mal-informados y, por ello, tomamos decisiones que repercuten negativamente en nuestra salud y la de nuestra familia. Os pongo algunos ejemplos:
- «Cola Cao y galletas, el desayuno de los atletas»
- «El desayuno ideal es un bol de cereales con miel, leche desnatada y zumo de naranja»
- «Un buen desayuno se compone de frutas, hidratos de carbono y lácteos»
- «Bocadillo de (embutido/patés), es el desayuno con más energía»
Por muchas veces que lo hayamos escuchado y por muchas personas que lo tomen y gocen de buena salud, este desayuno no es saludable. Y con esto no quiero decir que sea malo malísimo, y que vayamos a enfermar si alguna vez lo tomamos. Lo que quiero decir es que sus ingredientes no son saludables. Estos productos contienen harinas refinadas, azúcares añadidos de la miel, azúcares libres en los zumo, grasas saturadas utilizadas en la elaboración de las galletas, carnes procesadas, etc. Y si el hábito hace al monje, comer este tipo de productos en grandes cantidades o a diario puede acabar dañando seriamente la salud de los nuestros hijos. Incluso aunque los avale alguna Sociedad Científica, que no siempre están libres de conflictos de intereses.
Si queréis más información sobre este tema, os recomiendo esta conferencia de Aitor Sánchez, en la que explica muy claramente todo esto de los ingredientes poco saludables en productos alimentarios dirigidos a la población infantil.
El desayuno ideal es…
Ninguno. Aunque no os lo creáis no hay ningún patrón de desayuno ideal. Es decir, para desayunar se puede comer casi cualquier cosa: desde huevos revueltos y alubias con salchichas (típico de los países anglosajones), hasta bol de frutas con yogur líquido (más de las zonas tropicales) o café y tostadas (muy mediterráneo). Pero también estaría bien desayunar tostadas con aguacate, copos de avena, judías con jamón o garbanzos con espinacas ¿por qué no?
Lo que no es recomendable (de ahí lo de «casi cualquier cosa») es comer alimentos no saludables, como los ultraprocesados, ni en el desayuno, ni en la comida, ni en la merienda ni en la cena. En este artículo ya os hablé sobre hábitos alimentarios saludables. En este enlace os dejo la guía más actualizada sobre alimentación saludable para toda la familia.
Incluso estaría bien no desayunar. Sí sí, lo que oís. Salir de casa sin desayunar no es malo para la salud, no engorda, ni tiene por qué ser perjudicial para la salud. Debemos respetar la sensación de hambre. Y porque nuestro día a día igual no nos lo permite. Imaginaos que vuestro horario de entrada en el trabajo son las 6h de la mañana… Pues igual preferís no tomar nada a esas horas y esperar a media mañana, en el tiempo de descanso, para almorzar.
Y tampoco es cierto eso de que «el desayuno es la comida más importante del día». Es desayuno es tan sólo una comida más del día. No hay ninguno estudio científico que avale esa afirmación, pero sí muchas marcas que deben insistir en ello para crear una falsa demanda de sus productos. De hecho, no hace falta ni recurrir a estudios científicos para comprender que el desayuno no es la comida más importante del día. Realmente, en nuestro entorno social, la comida a la que más peso o importancia damos, tanto en calidad como en cantidad de alimentos, es la comida del mediodía. Así que la importancia del desayuno es relativa. Lo que sí es importante es que la composición de desayuno, si lo hay, y de cualquier otra comida del día incluya sólo alimentos saludables.
Así que, ya sabéis, el desayuno ideal será siempre aquel que no contenga alimentos procesados. O como dice en su nuevo libro Raquel Bernácer «si tu desayuno no se parece a lo que ves en la tele, es un buen desayuno».
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